Buenos días. Buenas tardes. Buenas noches.
Este post es una retroalimentación (o feed-back para los científicos) de la actividad que hicimos en clase hace dos semanas.
Como muy bien supo adivinar Andrea, este ejercicio tiene trampa, puesto que la dificultad de los personajes hace casi imposible que echar a cualquier ser humano de la balsa sea una decisión justa.
Aún así, voy a plasmar en este espacio público mis impresiones acerca de vuestro papel en la citada actividad, lo queráis o no.
Para empezar, los personajes...
¡Estos no! Los de la balsa.
En general, pecásteis de telecinquistas al empezar las intervenciones acusando a los demás en lugar de intentar convencerlos.
Pero como os importa más que vaya uno por uno, allá va:
Manuel no interpretó su papel de político corrupto muy acertadamente, ya que hubo que dirigirle hasta ciertas acciones que debería haber perpetrado él solito, y con discreción (no a grito limpio).
Enrique representó su papel de pequeño empresario de la forma adecuada, incluso acusando al político de subir impuestos gracias a sus "chanchullos". Pero no supo imaginar la angustia de alguien que acaba de perder a su esposa en sus primeras vacaciones.
Rosana apenas habló, ni utilizó su personaje de forma convincente, aunque intentara fabricarse una barriga de atrezzo. Empleó más su tiempo intentando defender a los demás, creyendo que ella estaba salvada.
El de Stephen era uno de los personajes más interesantes de la actividad, pero apenas abrió la boca, también gracias a que quien debía soltar la chicha del debate estaba más centrado en otro asunto.
Más concretamente, en el personaje de Isabel (a veces confundiendo acusación y flirteo). Isabel supo representar a medias el personaje, ya que se le notaba demasiado que no le gustaba esa personalidad y parecía que provocaba a los demás para que la echaran a empujones.
Naima no supo estar a la altura de un papel que habría podido dar mucho juego dentro de la situación. Hizo lo que pudo, pero podría haberle dado a su personaje esa sensualidad que tan bien acompaña al acento argentino que pone a veces.
Francisco sí que supo adaptarse bien a su personaje, sacándole bastante jugo y usando ideas y expresiones que cualquier jubilado tendría, y defendiéndose muy bien de los ataques que lo tachaban de inútil sólo por estar jubilado. Si hubiese puesto voz de anciano...
Baltasar se metió tanto en su papel de jurgolista famoso, que repitió las mismas tres frases durante toda la actividad, como si de verdad no tuviese más que césped en su cabeza.
María José, sin embargo, no abrió apenas la boca. Ni siquiera para respirar. Su papel era uno de los que más vida le podría haber dado al debate, pero no supo meterse en el papel de alguien a quien odia, y eso es algo que debería hacer para sobrevivir en este mundo hostil.
En cuanto al jurado...
En general estuvieron bien, aunque algunos no supieron justificar sus opiniones. Destacaron las intervenciones de Irene y Ginés por su alto nivel de madurez e inteligencia en cada uno de sus argumentos. Pedro y Miguel estuvieron bien, pero no afinaron tanto en sus juicios.
Carmen es Carmen.
Lo que más me gustó de la actividad es que ha sido la única vez que no acabó a empujones antes de cumplirse el tiempo.
Si me he olvidado de alguien, recordádmelo. Por lo demás, ya podéis comenzar a florearme en los comentarios.
Dixit.